“La comida y la bebida son necesarias para nutrir la vida.
Pero si se ignora que las naturalezas de las diversas sustancias pueden ser
opuestas entre sí, y se las consume juntas indiscriminadamente, los órganos
vitales pierden su armonía y no tardan en presentarse desastrosas
consecuencias. Por consiguiente, quienes deseen nutrir sus vidas deben evitar
cuidadosamente infligirse este perjuicio”. (Chia Ming, El conocimiento esencial
para comer y beber, 1368).
Una de las grandes ventajas de aprender el Tao consiste en
que sus principios básicos son aplicables a todo, desde lo macrocósmico hasta
lo microscópico. En el caso de la nutrición, el principio fundamental taoísta
de mantener el equilibrio entre el Yin y el Yang se aplica armonizando las
Cuatro Energías y los Cinco Sabores de los alimentos.
Las Cuatro Energías de los alimentos son calor, tibieza,
frescor y frío. Estas categorías definen la naturaleza y la intensidad de la
energía que se libera en el organismo humano al ser digerida la comida. Los
alimentos calientes y tibios corresponden a Yang; los frescos y los fríos
corresponden a Yin. Los primeros son estimulantes y generan calor, mientras que
los segundos son calmantes y refrescan los órganos.
Los Cinco Sabores constituyen una distinción más sutil,
basada en las Cinco Actividades Elementales: dulce (tierra), amargo (fuego),
agrio (madera), picante (metal) y salado (agua). Cada uno de los Cinco Sabores
posee una «afinidad natural» (gui jing) por uno de los cinco órganos «sólidos»
Yin y su 35 correspondiente órgano Yang: el sabor dulce influye en
páncreas/estómago; el amargo se mueve hacia el corazón/intestino delgado; el
agrio tiene afinidad con hígado/vesícula biliar; el picante afecta a
pulmones/intestino grueso, y el salado se asocia con riñones/ vejiga.
Los efectos terapéuticos de las Cuatro Energías y los Cinco
Sabores son los siguientes:
• Los alimentos Yin frescos y fríos calman los órganos
vitales y están recomendados para los menús estivales, así como para combatir
las enfermedades Yang «calientes» tales como la fiebre y la hipertensión. Entre
los alimentos Yin figuran la soja, los brotes de bambú, la sandía, los nabos,
la col, las peras, la cidra y los limones.
• Los alimentos Yang tibios y calientes estimulan los
órganos vitales, generan calor corporal y están recomendados para consumo
invernal así como para mitigar las enfermedades Yin «frías» como la anemia, los
escalofríos y la fatiga. Entre los alimentos Yang se cuentan el buey, el
cordero, el pollo, el alcohol, los mangos y los chiles.
• Los alimentos «tierra» de sabor dulce dispersan la energía
estancada, favorecen la circulación, alimentan la energía vital y armonizan el
estómago. El maíz, los guisantes, los dátiles, el ginseng y la regaliz son
ejemplos de esta clase de alimentos.
• Los alimentos «fuego» de sabor amargo, como el ruibarbo y
el limón amargo, tienden a secar el organismo, contrarrestan el exceso de
humedad y depuran los intestinos.
• Los alimentos
«madera» de sabor agrio, como las aceitunas y las granadas, son astringentes,
tienden a solidificar el contenido del canal digestivo, combaten la diarrea y
constituyen un buen remedio para el prolapso de colon.
• Los alimentos «agua» de sabor salado, como las algas,
ablandan y humedecen los tejidos y facilitan los movimientos intestinales.
• Los alimentos «metal» de sabor picante, como el jengibre,
el ajo y los chiles, neutralizan y dispersan las toxinas acumuladas en el
cuerpo.
Los taoístas equilibran sus dietas buscando combinaciones de
energías y sabores que resulten favorables y evitando escrupulosamente las
combinaciones inarmónicas. Además, también evitan el consumo excesivo de
cualquier tipo de energía alimenticia con exclusión de las demás. Por ejemplo,
el consumo frecuente y excesivo de comidas Yang grasas y «calientes» puede dar
lugar a fiebre, ardores, congestión, opresión en el pecho y otros desagradables
efectos del «exceso de energía calurosa». Y, como este exceso de «calor
maligno» trata de escapar del cuerpo, pueden aparecer también forúnculos y
abscesos. Demasiada comida picante puede provocar perturbaciones
gastrointestinales, perjudicar el estómago y producir hemorroides. Aun los
alimentos más frescos y puros pueden resultar inútiles desde el punto de vista
de la nutrición cuando se consumen en combinaciones que perjudican la
digestión, causan putrefacción y fermentación, dificultan la asimilación y
provocan conflictos en la energía interna.
FUENTE: EL TAO DE
LA SALUD, EL SEXO Y LA LARGA VIDA - DANIEL REID
No hay comentarios.:
Publicar un comentario