En primer lugar es importante resaltar la
diferencia entre “alimentación” y “nutrición”. El primer término hace referencia a la ingesta
de alimentos, sin discriminar el contenido nutritivo del mismo.
Cuando hablamos de nutrición hacemos referencia a un proceso más específico que se evidencia a través de la ingesta de alimentos y supone la incorporación de nutrientes necesarios para un óptimo desarrollo psicofísico.
Esta diferencia entre alimentación y nutrición
se profundiza cuando la alimentación es
deficiente o poco saludable, basada en alimentos que contienen altas cantidades
de sustancias químicas, como colorantes, saborizantes, aromatizantes, etc.
El cuerpo humano, para poder desarrollarse correctamente, necesita del suministro adecuado de agua, vitaminas, proteínas, lípidos, glúcidos y minerales. Cada uno de estos grupos cumple funciones específicas irremplazables.
En relación a la composición y
estructura
física del cuerpo, los Glúcidos, antiguamente conocidos como azúcares y
carbohidratos, tienen asignada una función principalmente energética y de
reserva, aportando 4 cal/g. Aunque también algunos azúcares son fundamentales
en la constitución celular.
En el caso de Proteínas la función más
destacada es la plástica, ya que son las principales involucradas en la
construcción de todo tipo de tejidos en el cuerpo. Aportan 4 cal/g.
Por otro lado encontramos los Lípidos cuya
función más difundida es la calorífica, con un aporte de 9 cal/g, pero que
también cumplen una función muy específica en la regulación térmica, el
transporte de vitaminas lipofílicas y en la protección de los órganos internos.
En relación al metabolismo y normal
funcionamiento del cuerpo se ven involucrados Minerales, Vitaminas y
Oligoelementos, con funciones complejas y diversas.
Observamos la importancia de incorporar en la
dieta alimentos naturales como frutas frescas, principales portadoras de
vitaminas y minerales. Frutos secos que contienen magnesio, antioxidantes,
vitaminas E y C, y vitaminas del grupo B, indicadas para aliviar la fatiga y el
estrés.
Los cereales integrales contienen triptófano,
un aminoácido esencial para producir serotonina, sustancia responsable del buen
estado de ánimo y de la relajación. Algunas frutas como la banana, que contiene
triptófano, vitaminas A y B y minerales como hierro, calcio, magnesio y
potasio, ayuda a regular la frecuencia cardíaca, uno de los principales
síntomas de estrés.
En la próxima nota abordaremos el tema del
Clima que generamos y creamos a la hora de alimentarnos y profundizaremos acerca
de la importancia de hacer del momento de comer un acto de comunión e incluso
de meditación que nos ayude a comprender que aquello que ingerimos pasará a
formar parte de nuestro ser.
Ana Ávila.
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