sábado, 12 de agosto de 2017

EXPERIENCIAS MARCIALES: Entrevista a Silvia Garavaglia

Abrimos este nuevo espacio de participación, un lugar donde los artistas marciales locales nos comparten su historia, su propio combate y nos recuerdan que todos los caminos son el camino.
Experiencias Marciales es una nueva sección de Estilo Marcial, una nueva forma de ver la práctica y transmitir las experiencias

ENTREVISTA A SILVIA GARAVAGLIA


Artista Marcial y Artista visual. 56 años. Madre de 2 hijos y 4 nietos. Casada. Profundamente cristiana. Guerrera de la Escuela Shen. Faja azul. 


Silvia nos abrió las puertas y recibió en su Taller de pintura, donde numerosas obras reflejan su amor por el arte y su profundidad espiritual.
Ella conoció el Kung fu a través del Tai Chi, en la actualidad entrena semanalmente en la Escuela Shen todas las disciplinas y hace pocas semanas ingresó a fajas avanzadas.
La guerrera asegura que, para ella, comenzar a entrenar fue un regalo de Dios: “Fue intenso descubrir como el Kung fu, era al cuerpo y a la vida en el contacto con el otro, lo que la espiritualidad es al espíritu. Disfruto esa meditación física”, explicó Silvia.
Su historia la llevó a ver la vida de otra forma y contemplar la sutileza de los procesos, ya que, nació,  vivió su infancia y parte de su adolescencia en una zona rural de San Juan.  “Aprendí a contemplar la naturaleza, las estaciones, las noches estrelladas, el recuerdo del verano y  los grillos, o el aroma de los naranjos. Quizás esa experiencia sensible me inspira a contemplar la belleza del Kung Fu”, aseguró.

El camino marcial

Para Silvia no se puede separar el sendero de las artes marciales de la vida y se trata de un camino profundamente bello: “en última instancia es físico, aunque primero es espiritual, tiene que ver con la belleza que significa imitar a los animales y en esa práctica la relación que se da con las personas, el encuentro con el otro. En la empatía y el cuidado entre compañeros para que el entrenamiento sea fraterno. Se trata de combatir, practicar o golpear sin dañar al otro. Diría que, también, es un ejercicio de humildad y bravura, de autoconocimiento”.
En referencia a los efectos que pueden surgir de la práctica, planteó: “En cuanto al sentir interno e íntimo, el Kung Fu no sólo consigue sacar lo mejor de uno, sino a veces,  lo peor de uno. Es bueno ser genuino, aprender a reconocer y aceptar esas  zonas oscuras que son propias y con las que lidiamos muchas veces. Insisto, se trata de un camino de vida, de autoconocimiento”, finalizó la guerrera.

Descubrirse en el Kung Fu


Silvia ve al Kung Fu como arte: “no sólo por su nombre: arte marcial, sino porque para mí,  la vida toda es arte”, expresó la guerrera emocionada y con esas palabras recordó una experiencia muy profunda que le sucedió mientras entrenaba en faja amarilla: “Estaba  iniciando en el camino de la faja y  Sihing Marco me enseñó el “Chin-na”, que se trata imitar el ala extendida de la grulla. Cuando me pidió que me moviera y trasladara mi brazo como un ala, me produjo un movimiento interno que me emociono hasta las lágrimas, salí del Kwoon para reponerme y Sihing me mandó a buscar con una compañera, para saber si estaba bien. Sólo  moverme como una grulla me movilizo intensamente, increíble! Entonces, Sihing me miró y me dijo: “probablemente usted es una grulla interiormente”…el resto es historia”, explicó la artista.
Posteriormente la guerrera investigó  que entre las características de la grulla en China se encuentran la lealtad, la longevidad y el respeto a las tradiciones. Es un símbolo porque es un animal que defiende a los suyos más allá de su capacidad, puede luchar contra un águila y a la vez mantenerse cálida y ser completamente serena.
“En algún punto, con aquel movimiento de grulla, terminé descubriéndome y deseo destacar, especialmente de esta experiencia el cuidado, respeto y afecto que como Sihing Marco, todos los instructores tienen para con los alumnos. La Escuela Shen tiene un gran capital humano, eso es reconfortante”, finalizó Silvia.


Postura marcial en la cotidianeidad

Cuando le consultamos a la entrevistada si la práctica le había cambiado la forma de pararse ante la vida cotidiana nos confió que: “por ahí uno no es demasiado consciente del cambio hasta que te pasa algo y lo percibís. Empieza a ser tan natural estar más concentrado en el estudio, en el trabajo o caminando en la calle. Como mujer, además, es bueno sentir otra postura, física, psicológica y emocional ante la vida diaria y ante un entorno social que, en ocasiones,  puede ser violento. Uno aprende a tener una alerta”.

Respecto al nivel físico de la práctica, Silvia plantea que hay que estar dispuesto psicológicamente a enfrentar los propios límites que el entrenamiento marcial tiene a nivel físico: “Lo físico te debe acompañar, si uno practica bien no tiene por qué lesionarse. Uno tiene que hacer el propio Kung Fu y sobre todo disfrutarlo.”

“La mayor barrera mental es la vergüenza, la timidez del comienzo, hay que atravesarla, sobre todo para quienes tenemos más de 50 años, ya que somos una generación bisagra, que convivimos y entrenamos con los jóvenes, pero tenemos una forma de pensar diferente, nos criamos en otra época. También, es cierto, que existe el temor a recibir un golpe,  a sufrir dolor o a lesionarse pero se van superando con la práctica,  la determinación y la perseverancia,” comentó la artista y agregó que: “no hay que preocuparse, porque nos cuidan y respetan el tiempo y la capacidad de cada persona”.

Para finalizar la guerrera nos invita a descubrir nuestra riqueza interior: “ A veces se hace difícil creer que uno puede, superar el cansancio y ser consciente de que el arte marcial, como la vida misma, es un camino de un paso a la vez en el que vamos creciendo, cayendo y levantándonos. Pasar de fajas, llegar un día a la tan temida como anhelada faja negra, no es, en definitiva, un llegar, sino más bien un continuar a partir de aquí de manera más consciente, más libre, más humilde, más genuina. En el recorrido, como en la metáfora del camino de mil kilómetros, hay que estar dispuesto a conocerse, a dudar y ser sincero, a aceptar los límites y también las fortalezas que desconocíamos como propias. Parafraseando a Castaneda: "sólo como guerrero puede soportar uno el camino del conocimiento”.

“La belleza del arte marcial, del Kung Fu, es que no se trata de destrezas físicas y competencias, de egos y vanidades, sino de consciencia y auto-descubrimiento, de honestidad para con uno mismo y para con los demás, de bravura y humildad, de aceptación y crecimiento, en definitiva, conseguir que evolucione la mejor versión de uno mismo”, cerró Silvia.

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Entrenar en Escuela Shen - Morón 216 - Mendoza
info@escuelashen.com /  +54 261 4230852
http://www.choylayfutargentina.com

Visitas al Taller de Pintura “Atelier”- Chile 2012 timbre atelier, pasando Coronel Plaza, Ciudad
E MAIL: sgaravaglia61@gmail.com
Web: garavagliaarte.org

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