Abrimos
este nuevo espacio de participación, un lugar donde los artistas marciales
locales nos comparten su historia, su propio combate y nos recuerdan que todos
los caminos son el camino.
Experiencias
Marciales es una nueva sección de Estilo Marcial, una nueva forma de ver la
práctica y transmitir las experiencias.
ENTREVISTA A SILVIA GARAVAGLIA
Artista Marcial y Artista visual. 56 años. Madre de 2
hijos y 4 nietos. Casada. Profundamente cristiana. Guerrera de la Escuela Shen.
Faja azul.
Silvia nos abrió las puertas y recibió en
su Taller de pintura, donde numerosas obras reflejan su amor por el arte y su
profundidad espiritual.
Ella conoció el Kung fu a través del Tai
Chi, en la actualidad entrena semanalmente en la Escuela Shen todas las
disciplinas y hace pocas semanas ingresó a fajas avanzadas.
La guerrera asegura que, para ella,
comenzar a entrenar fue un regalo de Dios: “Fue intenso descubrir como el Kung
fu, era al cuerpo y a la vida en el contacto con el otro, lo que la
espiritualidad es al espíritu. Disfruto esa meditación física”, explicó Silvia.
Su historia la llevó a ver la vida de otra
forma y contemplar la sutileza de los procesos, ya que, nació, vivió su infancia y parte de su adolescencia en
una zona rural de San Juan. “Aprendí a contemplar
la naturaleza, las estaciones, las noches estrelladas, el recuerdo del verano y
los grillos, o el aroma de los naranjos.
Quizás esa experiencia sensible me inspira a contemplar la belleza del Kung Fu”,
aseguró.
El
camino marcial
Para Silvia no se puede separar el sendero
de las artes marciales de la vida y se trata de un camino profundamente bello:
“en última instancia es físico, aunque primero es espiritual, tiene que ver con
la belleza que significa imitar a los animales y en esa práctica la relación
que se da con las personas, el encuentro con el otro. En la empatía y el
cuidado entre compañeros para que el entrenamiento sea fraterno. Se trata de
combatir, practicar o golpear sin dañar al otro. Diría que, también, es un ejercicio
de humildad y bravura, de autoconocimiento”.
En referencia a los efectos que pueden
surgir de la práctica, planteó: “En cuanto al sentir interno e íntimo, el Kung
Fu no sólo consigue sacar lo mejor de uno, sino a veces, lo peor de uno. Es bueno ser genuino,
aprender a reconocer y aceptar esas zonas
oscuras que son propias y con las que lidiamos muchas veces. Insisto, se trata
de un camino de vida, de autoconocimiento”, finalizó la guerrera.
Descubrirse en el Kung Fu
Silvia ve al Kung Fu como arte: “no sólo por
su nombre: arte marcial, sino porque para mí,
la vida toda es arte”, expresó la guerrera emocionada y con esas
palabras recordó una experiencia muy profunda que le sucedió mientras entrenaba
en faja amarilla: “Estaba iniciando en
el camino de la faja y Sihing Marco me
enseñó el “Chin-na”, que se trata imitar el ala extendida de la grulla. Cuando
me pidió que me moviera y trasladara mi brazo como un ala, me produjo un movimiento
interno que me emociono hasta las lágrimas, salí del Kwoon para reponerme y
Sihing me mandó a buscar con una compañera, para saber si estaba bien. Sólo moverme como una grulla me movilizo intensamente,
increíble! Entonces, Sihing me miró y me dijo: “probablemente usted es una
grulla interiormente”…el resto es historia”, explicó la artista.
Posteriormente la guerrera investigó que entre las características de la grulla en
China se encuentran la lealtad, la longevidad y el respeto a las tradiciones. Es
un símbolo porque es un animal que defiende a los suyos más allá de su capacidad,
puede luchar contra un águila y a la vez mantenerse cálida y ser completamente
serena.
“En algún punto, con aquel movimiento de
grulla, terminé descubriéndome y deseo destacar, especialmente de esta
experiencia el cuidado, respeto y afecto que como Sihing Marco, todos los
instructores tienen para con los alumnos. La Escuela Shen tiene un gran capital
humano, eso es reconfortante”, finalizó Silvia.
Postura
marcial en la cotidianeidad
Cuando le consultamos a la entrevistada si
la práctica le había cambiado la forma de pararse ante la vida cotidiana nos
confió que: “por ahí uno no es demasiado consciente del cambio hasta que te
pasa algo y lo percibís. Empieza a ser tan natural estar más concentrado en el
estudio, en el trabajo o caminando en la calle. Como mujer, además, es bueno
sentir otra postura, física, psicológica y emocional ante la vida diaria y ante
un entorno social que, en ocasiones, puede
ser violento. Uno aprende a tener una alerta”.
Respecto al nivel físico de la práctica,
Silvia plantea que hay que estar dispuesto psicológicamente a enfrentar los
propios límites que el entrenamiento marcial tiene a nivel físico: “Lo físico
te debe acompañar, si uno practica bien no tiene por qué lesionarse. Uno tiene
que hacer el propio Kung Fu y sobre todo disfrutarlo.”
“La mayor barrera mental es la vergüenza,
la timidez del comienzo, hay que atravesarla, sobre todo para quienes tenemos más
de 50 años, ya que somos una generación bisagra, que convivimos y entrenamos
con los jóvenes, pero tenemos una forma de pensar diferente, nos criamos en
otra época. También, es cierto, que existe el temor a recibir un golpe, a sufrir dolor o a lesionarse pero se van
superando con la práctica, la determinación
y la perseverancia,” comentó la artista y agregó que: “no hay que preocuparse,
porque nos cuidan y respetan el tiempo y la capacidad de cada persona”.
Para finalizar la guerrera nos invita a descubrir
nuestra riqueza interior: “ A veces se hace difícil creer que uno puede,
superar el cansancio y ser consciente de que el arte marcial, como la vida
misma, es un camino de un paso a la vez en el que vamos creciendo, cayendo y
levantándonos. Pasar de fajas, llegar un día a la tan temida como anhelada faja
negra, no es, en definitiva, un llegar, sino más bien un continuar a partir de
aquí de manera más consciente, más libre, más humilde, más genuina. En el
recorrido, como en la metáfora del camino de mil kilómetros, hay que estar
dispuesto a conocerse, a dudar y ser sincero, a aceptar los límites y también
las fortalezas que desconocíamos como propias. Parafraseando a Castaneda: "sólo
como guerrero puede soportar uno el camino del conocimiento”.
“La belleza del arte marcial, del Kung Fu, es que no se trata de destrezas físicas y competencias, de egos y vanidades, sino de consciencia y auto-descubrimiento, de honestidad para con uno mismo y para con los demás, de bravura y humildad, de aceptación y crecimiento, en definitiva, conseguir que evolucione la mejor versión de uno mismo”, cerró Silvia.
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Entrenar en Escuela Shen - Morón 216 - Mendoza
info@escuelashen.com / +54 261 4230852
http://www.choylayfutargentina.com
Visitas al Taller de Pintura “Atelier”- Chile 2012 timbre atelier, pasando Coronel Plaza, Ciudad
E MAIL: sgaravaglia61@gmail.com
Web: garavagliaarte.org
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