Francisco Ansiaume.
Licenciado en Psicología.
RESUMEN
Las personas
que realizan artes marciales expresan los diversos cambios y beneficios
psicofísicos que perciben a partir de su práctica. Beneficios tales como
reducción de la ansiedad, mayor autocontrol, confianza en sí mismos, relaciones
positivas con los demás, entre otros. Este estudio se propone conocer la
percepción subjetiva de los practicantes de Kung Fu acerca de la relación de este arte marcial
con su salud mental. La metodología es cualitativa y el diseño, fenomenológico.
Se trabajó con entrevistas semidirigidas
y se procesaron mediante el análisis de contenido categorial temático al
discurso de los participantes. Las conclusiones se estructuran a partir del
concepto de salud mental como metacategoría, bienestar psicológico y respuestas
de afrontamiento como categorías que lo integran. En general los resultados
indicarían que la práctica de kung fu es beneficiosa en ciertos aspectos del
bienestar físico y psicológico, y en cierto tipo de respuestas de
afrontamiento, por lo tanto, contribuye al desarrollo de la salud mental en ese
sentido.
CAPITULO 6: KUNG FU Y ARTES MARCIALES
1. KUNG FU Y ARTES MARCIALES
Existen numerosas artes marciales,
provenientes de distintos países orientales: China, Japón, Corea, Tailandia,
entre otros. Algunas de ellas son: Aikido, Karate, Judo, Tae Kwon Do, Kung Fu.
Entre ellas encontramos diferencias en cuanto a lo específico de sus técnicas,
su base filosófica y metodologías de enseñanza. No nos ocuparemos en
profundizar sobre estos aspectos, más
bien ponemos de relieve el hecho de que en la modernidad, la práctica de artes
marciales es realizada no sólo como una forma de defensa sino como un ejercicio
que otorga beneficios a nivel físico, mental y emocional.
Se considera que el desarrollo de las
artes marciales fue consecuencia de las necesidades de supervivencia de los
seres humanos, quienes debían emplear su cuerpo como medio de defensa y ataque.
Las artes marciales son técnicas de combate a mano desnuda o armada, cuyo
origen se encuentra principalmente en el extremo oriente (Bautista Cruz, 2008).
Larousse (1997, citado en Bautista
Cruz, 2008, 60) plantea que “su objetivo sobrepasa a menudo el simple aspecto
físico y el conocimiento anatómico y fisiológico del cuerpo debido a que sus
fundadores la han relacionado con la moral e incluso con la religión”.
Según Gummerson (1993, citado en
Bautista Cruz, 2008, 60):
Las artes marciales son muy complejas, por ello se
requiere de mucho tiempo para alcanzar cualquier nivel de competencia o de
éxito, así como el desarrollo de personalidad y carácter en el caso de los
jóvenes. Todo este adiestramiento exhaustivo genera ciertos beneficios:
enseñanza de autodefensa, puede mejorar la confianza y la autoestima. Al
utilizarse como ejercicio, mejoran el equilibrio, la fuerza, la resistencia, la
flexibilidad y la postura; en el ámbito mental, las artes marciales pueden
enseñar a enfrentarse al estrés, mejorar la concentración y aumentar la fuerza
de voluntad.
Según el diccionario de la lengua
española (Real Academia Española, 2001):
“kung fu” es un término que se usa en occidente para
referirse a las artes marciales de china o boxeo chino. El kung-fu es una
técnica de lucha que se usa para defenderse y atacar al oponente. El
significado del término es "técnica o habilidad", por lo que en el
idioma chino se utiliza para las más variopintas actividades y no sólo para las
artes marciales.
Según el diccionario conciso
español-chino, chino-español (Liang Derun, 2007, 43): “el término utilizado en
China para los estilos de lucha es “wushu”, literalmente «wǔ 'militar' y shù 'arte,
técnica o habilidad': Artes militares o marciales »”.
Las artes marciales chinas
tradicionales fueron utilizadas en un principio para la defensa personal y las
actividades militares. No eran un tipo de deporte en su sentido original,
incluso aunque incluían elementos de la cultura deportiva/física. En vista del
hecho de que su antiguo propósito había perdido relevancia en los tiempos
modernos, parecía razonable enfatizar sus aspectos deportivos para
popularizarlas. Una característica importante de las artes marciales
tradicionales chinas es su uso multifuncional como una forma de defensa
personal civil, combate militar, deporte competitivo, deporte de masas,
espiritualidad y una forma de cuidado de la salud. (Filipiak, 2010).
Tomamos como referencia el libro “Kung
Fu: Historia, Filosofía, Técnicas, Kata” para introducirnos exclusivamente en
el conocimiento de esta disciplina, ya que no es popularmente conocida como
otras artes marciales, dedicamos un capítulo para conocerla en profundidad.
En China se entiende como boxeo mover
los dedos, las manos, los hombros, los codos, los puños, las palmas de las
manos, así como las piernas, las rodillas, los dedos de los pies, la planta del
pie, manos y pies juntos, así como ir adoptando diversas posturas seguidas unas
de otras. En China no existe un solo estilo de boxeo chino, sino que se cuentan
más de trescientos estilos duros, con características propias, y que junto a
estos estilos duros, coexisten otros tantos blandos (internos) y otros de
técnicas con armas, es decir, que aparece la idea de “artes marciales
chinas”. Actualmente, a esta idea, se le
llama “WU SHU” o “KUO SHU”. (Prat, 1993)
En Occidente, para no caer en
problemas etimológicos, se denomina a cualquier estilo chino “Kung Fu”, lo que
significa solamente entrenamiento, disciplina, habilidad, tiempo, esplendor,
etc. Kung Fu se puede aplicar a cualquier cosa bien hecha hasta el grado de
arte. Lo que se consigue por medio del tiempo, el esfuerzo y la inspiración. Es
decir que, etimológicamente, el significado de Kung Fu no corresponde al
significado que se le da en Occidente, siendo que éste término se utiliza para
cualquier estilo y engloba unos 360 estilos diferentes aproximadamente. Por
esto, comenzó a utilizarse la palabra Kung Fu precedida del nombre del estilo
específico del que se trate (ej. Wing Tsun Kung Fu o Choy Lee Fut Kung Fu). (Prat, 1993)
1.1.
Cronología
china del Kung Fu
El hombre primitivo tuvo la necesidad
de crear diversas técnicas defensivas y de ataque, no para competición, ni para
deporte o ejercicio, sino para salvar su vida. Siempre se ha visto obligado a
luchar, ya sea contra animales salvajes o enemigos. Los hombres de cada región,
país y continente, fueron creando, según sus propias necesidades, diversas
técnicas.
Determinar el origen del Kung Fu es
bastante difícil, no se sabe con certeza en qué momento histórico situarlo,
pero si se sabe que siempre ha estado unido estrechamente por vínculos
religiosos, filosóficos e históricos a la vida china.
Alrededor del año 500 d.C. se sitúa la
época en la que vivió Bodhidarma (Ta Mo), un monje budista hindú que se instaló
en el templo Shaolin de la provincia de Honan, luego de ser rechazado por el
emperador chino del momento, ya que su método le parecía desquiciado y áspero.
Se dice que este monje era muy exigente, de mirada profunda y penetrante, de
modales bruscos y desafiantes. Ta Mo enseñó una serie de movimientos a sus
novicios para que no cayeran dormidos durante las lecturas y meditaciones.
Estos movimientos les dieron cuerpos fuertes y saludables. Hasta ese momento,
en China existían estilos “internos” (ej. Tai Chi Chuan) muy poco conocidos,
pero a partir de la llegada de Ta Mo se originan los primeros movimientos que
darán origen a las artes marciales chinas. Se sabe que antes de ese momento
existían deportes de combate, incluso técnicas de Kung Fu que habían sido
utilizadas en diferentes dinastías para instruir ejércitos, pero no eran
demasiado conocidas ni sistematizadas.
En los años 1260, un joven llamado
Chuen Yuan, transformó los movimientos enseñados por Ta Mo y los mejoró. Luego,
al encontrarse con otro maestro de Boxeo Chino, juntos marcharon al templo
Shaolin y siguieron transformando y agregando movimientos, que hoy son el
fundamento del Shaolin actual y dieron lugar a los estilos basados en los 5
animales: Dragón, Tigre, Serpiente, Leopardo y Grulla. A partir de allí, el
Kung Fu fue expandiéndose por los templos Shaolin. La enseñanza era muy ardua y
los monjes graduados eran muy respetados en toda China. A través de los años, el
Kung Fu fue esparciéndose por toda China y algunos maestros se dedicaban a
estudiar y modificar los estilos.
A partir del año 1840 Inglaterra
declara la guerra y obtiene Hong Kong. El pueblo chino se defendió con armas
blancas y manos desnudas. Durante mucho tiempo se mantuvieron en guerra, pero,
las sociedades secretas de artes marciales nada podían hacer contra las balas
de los ingleses. En 1900 el Kung Fu se expansiona por todo Asia, combinándose
con los estilos autóctonos de cada región. En 1945 se da el principio de la
guerra civil china entre nacionalistas y comunistas. Desde 1950 hasta la
actualidad, el Kung Fu ha tomado 2 vertientes. En la República Popular China,
los estilos se han unificado y el Kung Fu ha tomado un cariz deportivo y de
cultura física. En Hong Kong y Taiwan (nacionalistas), el Kung Fu continúa
siendo enseñado a la manera tradicional, se encuentran todos los estilos.
(Prat, 1993)
1.2.
Filosofía
del Kung Fu
Taoísmo
Se considera
que Lao-Tse, un sabio filósofo nacido en China alrededor del 604 a.C. fue el
fundador de esta corriente de pensamiento o filosofía. Él entregó un
manuscrito, conocido hoy como el Tao Te King, a través del cual se transmite el
mensaje de este monje que emerge de detrás de las palabras y que cada uno ha de
buscar y absorber por sí mismo. Él buscaba lo supremo, lo último, y lo llamó
Tao. El Kung Fu está unido con el ideograma chino Tao, que significa la vida
del hombre de acuerdo a las leyes que rigen la naturaleza universal. El Kung Fu
absorbió la filosofía taoísta, pasándola a la práctica de la meditación,
higiene, respiración, etc. (Prat, 1993)
Budismo Zen
El origen del
mismo se remonta a los años en que vivió Buda (560-480 a. C.). Buda o Siddharta
fue criado entre grandes lujos y aislado del dolor, la muerte y la miseria.
Cuando descubrió que todo eso existía en el mundo abandonó su palacio y su
familia, se convirtió en un monje. Buscaba resolver el sufrimiento universal
permaneciendo en silencio y en ayuno. La filosofía budista se basa en la
ausencia de deseo, ya que plantea que es la fuente de todo sufrimiento. Para
alcanzar la iluminación (Nirvana) es necesario abandonar todo deseo. Buda
comenzó a predicar su mensaje y obtuvo muchos discípulos. Luego de su partida
el budismo se dividió en 3 escuelas. Una de ellas (la escuela del Gran
Vehículo) es el que da origen al Budismo Chan (Zen) y penetra en China a través
de Bodhidarma. La base del Budismo Zen es la meditación, pero esta tiene
diversas formas: ejercicios respiratorios, concentración de la mente,
visualización, entonación de sonidos, y mediante el movimiento. Existen
movimientos que pueden conducirnos al Samadhi (estado de perfecta concentración
mental) y es aquí donde incluimos el Kung Fu. (Prat, 1993)
Yin Yang
Yin y Yang son
dos fuerzas complementarias e independientes, que actúan continuamente en el
universo. Son diferentes pero se necesitan mutuamente. Yin se refiere a los
negativo, pasivo, oscuro y Yang a lo positivo, activo, luminoso. (Prat, 1993)
1.3. Expansión del Kung Fu en
Asia
El Kung Fu se expandió por
todo Asia influyendo las artes marciales propias de cada región como el boxeo
tailandés que da origen a lo que hoy se conoce como Kick Boxing en Occidente,
también se introdujo en las islas Hawaii, dando lugar al Kempo Hawaiano; en
Indonesia, Sumatra, Java, en las islas Filipinas y también en Vietnam.
En Japón se
desarrolla el Karate a partir de los intercambios con los chinos que ocurrían
en Okinawa y de los piratas que “tomaban prestadas” las técnicas chinas además
de asaltar y robar cuando invadían. Las técnicas fueron muy transformadas en
Japón y crearon un estilo de lucha muy conocido.
Corea, puente
entre China y Okinawa, asimiló técnicas chinas y otras japonesas, mezclándolas
con las suyas y creó el Tae Kwon Do. (Prat, 1993)
CAPITULO 7: ARTES MARCIALES Y SALUD MENTAL
2. ARTES MARCIALES Y SALUD MENTAL
La idea de relacionar las artes
marciales con la salud mental no es algo nuevo, existen numerosos autores que
han estudiado la vinculación entre la práctica deportiva y, en especial, de
artes marciales, con diferentes variables psicológicas como bienestar psicológico,
estados de ánimo positivos, ansiedad, etc. Es decir, elementos que están más o
menos relacionados con la salud mental, pero que no se refieren exclusivamente
a ella, o bien se concentran más en los aspectos físicos, sin hacer tanto
hincapié en las variables psicológicas de la misma. El hecho de que no exista,
como planteábamos anteriormente, una definición estricta del concepto “salud
mental”, hace que sea difícil su investigación, y por ende, clasificar los
estudios realizados hasta el momento presente, pues, ninguno toma la salud
mental como una variable independiente en su estudio.
Existen diferentes posturas respecto
al tema. Algunos autores, se centran más en el estudio de la influencia
positiva de las artes marciales en el área de la salud, más específicamente en
personas con patologías, como por ejemplo, en pacientes que presentan estados
de ánimo excesivamente depresivos o ansiosos; en adultos mayores que presentan
una disminución de sus capacidades funcionales.
En este sentido tomamos un estudio que
plantea que el manejo de técnicas de autocontrol que brindan las artes
marciales, específicamente el adiestramiento en Tae Kwon Do, además de mejorar
la autoestima y el autocontrol, disminuye la disposición del practicante al
padecimiento de ansiedad. De esta manera, el arte marcial es una buena
herramienta para evitar el estrés, mejorar la concentración y aumentar la
fuerza de voluntad. En esta investigación se comparan, en un estudio
correlacional, los niveles de ansiedad de un grupo que practica Tae Kwon Do con
otro que no lo hace, tomando el manejo de técnicas de autocontrol como el
factor más influyente. Para esto se utiliza una técnica llamada IDARE
(Inventario de Ansiedad Rasgo Estado) conformado por dos escalas separadas de
autoevaluación: Ansiedad Rasgo y Ansiedad Estado, que se utilizan para medir
dos dimensiones de ansiedad. Los resultados indicarían que el Tae Kwon Do es un
deporte que: permite un desarrollo físico óptimo, pero también propicia el de
carácter mental; puede ser considerado como una nueva alternativa deportiva que
permite disminuir los niveles de ansiedad; favorece la obtención de técnicas de
autocontrol; es una herramienta útil no solo para disminuir los niveles de
ansiedad, sino también para prevenir la aparición de ésta (Bautista Cruz,
2008).
Siguiendo en el ámbito de la salud
mental, tanto el fomento de entornos deportivos para la práctica de artes
marciales como una actividad deportiva organizada, influye positivamente en la
percepción del bienestar psicológico, lo que beneficia el desarrollo del
autoconcepto y el desarrollo cognitivo de los mismos (Gonzalez Hernandez,
2011).
Bodin y Martinsen (2004, citado en
Olmedilla Zafra y Ortega Toro, 2009) realizaron un estudio en el que compararon
los efectos de la autoeficacia como mediadora entre el ejercicio físico
(bicicleta y artes marciales) en relación a los síntomas depresivos en
pacientes depresivos. Observaron que los sujetos que practicaron artes
marciales incrementaron los estados de ánimo positivos y la autoeficacia,
disminuyendo los estados de ánimo negativos y la ansiedad.
Otra investigación se abocó a analizar
el aporte benéfico del taekwondo y el ejercicio físico en la vejez. Los
resultados indicarían este arte marcial como una excelente vía para mejorar la
capacidad funcional del adulto mayor (Carazo Vargas, 2001)
Otras investigaciones se refieren a
los efectos psicológicos y sociales de las artes marciales, sobre todo en los
jóvenes. Tomamos un estudio que plantea que hay información controversial
respecto al tema. Para obtener una visión más clara, se realizó una revisión
sistemática de literatura relacionada (artículos de revistas, tesis y
disertaciones) en las áreas de deporte de la sociología, psicología, pedagogía
y filosofía. Se utilizaron palabras claves como: artes marciales, judo, aikido,
kick boxing, boxeo tailandes, boxeo, taekwondo, karate, niños, jóvenes,
adolescentes, efectos, motivación, estilo de enseñanza, participación,
agresión. Los resultados sugieren que la participación en las artes marciales
es cada vez mayor, sobre todo por parte de
los jóvenes. Las artes marciales promueven la salud y el ejercicio de
manera significativa para los practicantes. Los beneficios de esta práctica
incluyen una mejor salud y equilibrio global, así como una mayor sensación de
bienestar psicológico. No promueven la agresión y se pueden usar como una
modalidad de tratamiento para los jóvenes que están en riesgo de violencia. Sin
embargo, la mayoría de estos estudios no pueden determinar hasta qué punto los
efectos observados pueden atribuirse a la práctica de un arte marcial ya que
hay varias limitaciones metodológicas y conceptuales (Woodward, 2009).
Siguiendo con los beneficios
socio-psicológicos, tomamos otra investigación que estudia la práctica de artes
marciales y las respuestas socio-psicológicas positivas en los niños. Aparecen
imágenes contrastantes con respecto al tema. Por un lado hay varios informes
que se refieren a las preocupaciones médicas y morales por los efectos negativos
en el bienestar personal y social. Por otro lado una creencia común de que la
práctica de artes marciales es asociada a efectos socio-psicológicos positivos.
Se realizó un estudio con metodología cualitativa, se aplicaron entrevistas en
profundidad (semiestructuradas) a 40 niños y niñas de entre 8 y 12 años que
llevaran al menos 1 año de práctica. Se tomaron 8 diferentes artes marciales
(judo, karate, taekwondo, aikido, lucha, kickboxing, wushu y boxeo). El
objetivo era recoger datos en relación a las experiencias de los niños y la
opinión de su propio desenvolvimiento marcial (motivos de participación,
entrenamiento, experiencia en competencias y efectos en el comportamiento). La
evidencia concluye que el efecto de las artes marciales sigue siendo escasa, ya
que no todos los resultados de las investigaciones apuntan en la misma
dirección. Se sabe poco sobre la forma
en que los niños experimentan su participación en artes marciales, pero los
resultados parecen apoyar la relación entre la práctica de artes marciales y
las respuestas socio psicológicas positivas (Theeboom, De Knop &
Vertonghen, 2009).
Son numerosos los estudios centrados
en la relación de las artes marciales con la violencia y el autocontrol, sobre
todo en grupos de jóvenes y adolescentes. Algunos se refieren a la mejora de
las oportunidades personales y sociales,
mientras que otros advierten contra el aumento de los niveles de agresividad y
el comportamiento antisocial entre sus participantes (Vertonghen &
Theeboom, 2010).
En muchos casos se propone la práctica
de artes marciales como una estrategia proactiva para prevenir la delincuencia
en adolescentes, además de proponer la implantación y promoción de deportes de
combate en escuelas, comunidades e instituciones juveniles. Esto debido a su influencia
positiva en la disminución de la agresividad y el aumento de la capacidad de
autocontrol (Rivera Pérez, 2009).
En su mayoría, los estudios indican
que las artes marciales van más allá de una mera práctica deportiva, a pesar de
que hallan numerosos psicólogos del deporte preocupados por las facetas
específicamente deportivas de las artes marciales, hay otras dimensiones que
interesan al psicólogo clínico, educativo, social. En las artes marciales hay
todo un arsenal de técnicas y todo un bagaje de conocimientos en los que los
psicólogos pueden seguir ahondando con el objeto de continuar estudiando las
condiciones de mejora del bienestar físico y psicológico del ser humano.
También, en sentido contrario, los psicólogos pueden aportar sus conocimientos
a las artes marciales (López López, 1994).
Como se planteó anteriormente, existe
gran cantidad de investigación científica que evidencia una influencia de las
artes marciales en la disminución de la ansiedad, la percepción del bienestar
psicológico, lo que beneficia el desarrollo del autoconcepto, autocontrol,
disminución de la agresividad y regulación de los estados de ánimo. Todo esto
nos conduce a pensar la evidente aportación positiva en la salud mental y la
calidad de vida de los sujetos.
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