Había redactado cuidadosamente su discurso, y se disponía a leerlo cuando una ráfaga de viento se llevó volando los papeles hasta las ramas de un limonero. Cogido desprevenido, incapaz de recuperar el hilo de su arenga, dijo:
- Amigos míos, he aquí, en resumen, lo que quería exponeros: cuando tengo hambre como, y cuando estoy fatigado, duermo.
- Pero, ¿acaso no todo el mundo hace lo mismo, maestro? - pregunta alguien de la multitud.
- ¡No! ¡No de la misma forma!
- ¿Por qué, maestro?
- Cuando la gente come, piensa en mil cosas, y cuando se duerme, piensa en sus problemas. ¡Por eso no hacen como yo!
Entonces el monje bajó en medio de ellos, recogió las ofrendas y, a los que aún le interrogaban, les respondía:
-En cuanto a los detalles, los encontraréis en las ramas del limonero…
- ¡No! ¡No de la misma forma!
- ¿Por qué, maestro?
- Cuando la gente come, piensa en mil cosas, y cuando se duerme, piensa en sus problemas. ¡Por eso no hacen como yo!
Entonces el monje bajó en medio de ellos, recogió las ofrendas y, a los que aún le interrogaban, les respondía:
-En cuanto a los detalles, los encontraréis en las ramas del limonero…
No hay comentarios.:
Publicar un comentario