Kung Fu y Budismo, su origen místico
y filosófico:
La
máxima victoria es la que se gana sobre uno mismo
Ni siquiera un dios puede cambiar en derrota la victoria de quien se ha
vencido a sí mismo.
Buda
El Kung Fu se
reconoce en el mundo Occidental como el arte marcial que proviene de China, pero ciertamente el
concepto y su historia representan mucho más que la lucha cuerpo a cuerpo o el
manejo de una situación por medios violentos. Las disciplinas que pertenecen a
la categoría de boxeo Chino y entrenamiento de combate se denominan con el
nombre de Wu Shu, que por el significado literal de sus ideogramas, es mucho más
propio para tal efecto, ya que Wu significa guerra y Shu arte.
En cambio el
maravilloso concepto de Kung Fu pretende
alcanzar un significado más profundo,
que navega en el anhelado horizonte de la impecabilidad del ser. Puede entenderse como disciplina, eficiencia,
entrenamiento o poder. Pero lejos de significar un poder sobre los demás, se refiere al poder que se desarrolla a través del tiempo sobre
uno mismo, ya sea físico o espiritual. La lectura poética de sus ideogramas nos
simboliza algo que se obtiene con el tiempo, a partir del incremento y
fortalecimiento de la propia voluntad. Así podemos entender que en occidente se ha mal interpretado este
profundo y abarcador concepto.
Para aclarar
la confusión puede servirnos pensar
que cuando nos referimos al Kung Fu no sólo estamos hablando de aprender
a pelear o a defendernos, debemos
entender que más bien, se trata de un entrenamiento constante que nos permite
alcanzar un nivel superior de vitalidad, equilibrio, fuerza interior,
discernimiento y criterio personal. O sea, un desarrollo psicofísico completo
que cuenta con un encuadre filosófico específico que lo respalda, al tiempo que posibilita un mayor
autoconocimiento y desarrollo del ser. Un estado de consciencia nuevo y más
elevado. Seguramente podremos entenderlo mejor si nos remontamos al origen
milenario de este ejercicio filosófico,físico y marcial.
“Erase un vez en China…”
Al parecer, por lo
que cuentan algunos pocos registros escritos, el arte de la lucha y la guerra en China tiene un origen muy
antiguo, de más de 5000 años de historia
y perfeccionamiento. Pero el Kung Fu data aproximadamente del año 495 D.C. Precisamente
con el místico encuentro de dos corrientes filosóficas y espirituales, pilares
de la cultura y el pensamiento de China como son el taoísmo y el budismo. Dos
religiones de corte filosófico pero sobre todo práctico, que se proponían
mejorar la calidad vida del ser humano en su totalidad.
El taoísmo es la filosofía y la tradición mística de la cultura China
por excelencia. Se inspira en el TAO que es
considerado una fuerza de vida que media entre el cielo y la humanidad
creando una correspondencia infinita. Esta religión predicaba la búsqueda
individual de una forma más elevada de existencia. Denunciando que la cultura
China se encontraba corrupta, buscaba deshacerse de las costumbres cotidianas
para encontrar un camino en las fuerzas naturales y espirituales de la vida.
Mientras que el budismo también desechaba los modos mundanos y
culturales de la época. Predicaba una serie de prácticas espirituales
relacionadas a los rituales religiosos
de la corriente budista Mahayana (el gran vehículo de salvación), que fue la
primera en infiltrarse en territorio Chino, a lo largo de la ruta de la seda en
el intercambio entre China e India. Esta corriente se concentraba en la oración,
la lectura de las escrituras y las buenas acciones entre otras cosas.
Todos los datos que
se tienen hasta el momento nos llevan a pensar que el lugar de encuentro de
estas escuelas y el surgimiento de este sistema de entrenamiento de la consciencia es el enigmático templo de
Shaolin, que significa “el templo del bosque nuevo o pequeño bosque”. Se trata
de un monasterio construido por orden del emperador Hsiao Wen al norte de la
montaña Shao Shi durante la dinastía Wei del norte (386-534). Se cree que fue
construido para impulsar la práctica y el desarrollo del budismo Mahayana y el
Taoísmo. Allí los monjes ocupaban todo su tiempo en la traducción de los textos
sagrados del sanscrito al chino y la forma de vida religiosa.
Monje Shaolin meditando |
Pero la búsqueda del despertamiento (bodhi) ha representado la meta
más elevada para los seguidores de Buda de todos los tiempos, y debido a eso es
que las diferentes escuelas han ido cambiando sus inclinaciones y técnicas en
pos de mejorarlas, con la pura intención de horadar más profundamente en el
obscuro abismo de la consciencia humana.
Unos de los hechos
más relevantes en la historia de las transformaciones de las escuelas
espirituales del extremo Oriente, fue la revolución que produjo la mítica
llegada del príncipe hindú Bodhidarma en el año 519 d.C. Quien posteriormente será
llamado en China Da Mo. Siendo este vigésimo octavo patriarca del budismo, hijo
del rey Suganda de la región de Madras. Abandonó su país, su
posición social y todas sus riquezas. Inspirado en la enseñanza de los puntos
de vista del “dhyana”, una nueva técnica de meditación budista.
Su poderosa
influencia y convicción transformaron por completo las prácticas y costumbres
del budismo tradicional de la época, dando lugar a una integradora forma de conocimiento y entrenamiento espiritual. Que en conjunto con la escuela filosófico-religiosa taoísta derivó
en la creación de una tendencia budista nueva, denominada Chan, pero más
conocida en Occidente por su nombre japonés Zen. Esta predicaba un retorno a
los modos de vida más austeros y puramente espirituales en contacto con la
naturaleza, en la que la salvación podía obtenerse solo a través de la
iluminación interior. Debido a eso manifestó una inclinación especial por la
meditación, que ponía más énfasis que las demás en el propio despertar como
núcleo central de la práctica budista.
Tamo / BodhiDharma |
Este es el recorrido histórico del surgimiento del Kung Fu y el
sustento filosófico de su práctica, donde los misterios de su enseñanza se
encuentran codificados aun…
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